sábado, 23 de junio de 2012

Nuevas venas abiertas en América Latina


La situación vivida en la República hermana del Paraguay nos deja varias lecturas a la hora de analizar el sistema democrático de estas latitudes y un sabor amargo que es de desear no encuentre eco en la región.

La democracia no sólo se daña con el protagonismo del poder militar, a veces la mezquindad política adquiere ribetes de trascendencia, todo vale y hasta herramientas o mecanismos constitucionales pueden ser utilizados con intereses subalternos.

En política poco de lo que acontece puede catalogarse de nuevo, e inmediatamente acuden reminiscencias de situaciones ya experimentadas, con los particulares matices de tiempo y espacio. Quienes vivimos en la Ciudad de Buenos Aires recordamos claramente como fue destituido un Jefe de Gobierno, que más allá de los errores cometidos durante su gestión, fue arrebatado de un cargo institucional al que fue promovido por la voluntad popular, merced a una conjunción de propios y ajenos también con mezquindad política de por medio. Aníbal Ibarra puede dar cuenta de ello.

También los argentinos tenemos memoria de los fracasos de las coaliciones electorales estructuradas con protagonistas antagónicos, que a poco de caminar juntos en la administración de los intereses de todos, explotan irremediablemente para traer caos institucional o vergüenza ajena por el destrato en las investiduras. Si alguien piensa en Fernando De la Rua y Chacho Alvarez; o en Cristina Kirchner y Julio Cobos tampoco se equivoca.

Las permanentes diatribas contra la vieja política a veces parecen contradictorias, si se tiene en cuenta que figuras de valor individual como Fernando Lugo, sufren en carne propia no contar con una estructura partidaria sólida que los respalden ante situaciones críticas, nuevamente llegan reminiscencias para los porteños y para el entonces líder del Frente Grande caído en desgracia.

Finalmente, sólo resta examinar el rol de los organismos regionales como la UNASUR o el MERCOSUR, que en otro antecedente como el de Mel Zelaya mostró una mera actitud declamatoria, sin medidas concretas en la práctica, en esta ocasión muestre una actitud firme ante el manifiesto desinterés del resto de la comunidad internacional.


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