lunes, 6 de septiembre de 2010

Vencedores y vencidos


De cara al escenario electoral del 2011 se perfilan dos estrategias antagónicas con un mismo objetivo: la construcción y acumulación de poder para la instalación de candidaturas.

Algunos son partidarios de la exacerbación de la categoría amigo-enemigo como herramienta para posicionarse ante la sociedad civil desde una lógica de conflicto permanente. Dan prueba acabada de ello tanto Néstor y Cristina Kirchner, como Elisa Carrió o Pino Solanas.

La cruzada oficial contra sectores de la prensa y las batallas en los ámbitos legislativos resultan elocuentes señales que abonan dicha teoría. En tanto la líder de la Coalición Cívica continúa su permanente tarea de crear espacios políticos para luego abandonarlos sistemáticamente, y el cineasta impulsor de Proyecto Sur no ceja en su constante prédica de críticas hacia el bipartidismo conformado por el Justicialismo y la UCR, que lo aísla a la hora de hilvanar acuerdos para tener real posibilidad de acceder al poder.

Otros intentan hacerlo mediante el bajo perfil, la moderación y la dedicación a tareas de gestión ejecutiva o legislativa. En este lote podemos ubicar a Julio Cobos, Hermes Binner, e incluso, más allá de su aciaga actualidad, Mauricio Macri. En esta línea de pensamiento se evita por todos los medios de ingresar en terrenos farragosos que sólo desgastan o esmerilan los exiguos porcentajes de imagen positiva que algunos de ellos aún detentan.

Lejos de aquellas etapas históricas donde se discutía sobre táctica y estrategia política de boca de especialistas como el General Perón, hoy pululan los consultores al estilo Jaime Durán Barba, a los que los políticos escuchan casi con unción antes de tomar decisiones en el corto, mediano y largo plazo.

Y casi como en las discusiones judiciales, existe media biblioteca a favor y en contra de ambos métodos, y también ejemplos prácticos de éxitos y fracasos en cada sentido. Basta recordar los embates de Raúl Alfonsín contra el pacto sindical-militar, los carapintadas, la Sociedad Rural o la iglesia allá por los 80, hoy reeditado por el matrimonio K con algunas variantes, o el encumbramiento hasta la vicepresidencia de la Nación y la gobernación de la estratégica provincia de Buenos Aires luego, del adalid de la moderación y el bajo perfil, Daniel Scioli o la imperecedera figura de Carlos Reutemann, que a pesar de sí mismo, persiste como potencial competidor en las presidenciales del año entrante.

Pero una vez más, sólo el tiempo y la voluntad popular dirán quiénes serán los vencedores y vencidos en esta oportunidad.