miércoles, 31 de diciembre de 2008

Gemelos

Los dos concitaron la atención pública y el consenso popular a través de actividades deportivas. Uno fue campeón mundial y el otro casi. Uno sufrió un accidente casi fatal, el otro los típicos accidentes de una disciplina riesgosa.
Ambos decidieron capitalizar su popularidad ingresando a la política en los 90 de la mano del entonces imbatible Carlos Menem. Cuando el ocaso del riojano se transformó en realidad inexorable, arrimaron sus fuerzas al nuevo poder emergente de Eduardo Duhalde, uno siendo eficiente funcionario en su breve y empeñosa función por rescatar a la república de las llamas del fuego. El otro fue el protagonista de una sucesión trunca.
Con la era de hielo en marcha, los dos supieron mantenerse a flote, uno siendo compañero de fórmula del nuevo poder en ciernes y el otro preservando su liderazgo provincial. Ambos tuvieron cortocircuitos varios con Néstor y Cristina, uno perdiendo a su tropa en el gobierno nacional y quedando reducido a la mínima expresión hasta finalizar su purgatorio, y por necesidad volvió a ser el elegido para retener la estratégica provincia de Buenos Aires.
El otro siendo una de las caras visibles del respaldo al bando contrario a Cristina en su batalla contra el campo, que le valió el congelamiento de las relaciones hasta una más reciente distensión producto del refugio de Néstor en la estructura partidaria del PJ Nacional.
De cara al trascendente 2009 los dos se encuentran atentos y expectantes, uno ya dejó traslucir la posibilidad de ser candidato presidencial para el 2011, el otro no lo expresa pero se prepara en el mismo sentido.
Carlos Reutemann y Daniel Scioli, de ellos se trata, parecen abrevar del mismo ADN y quizás se encuentren por primera vez en un escenario donde deban competir como en sus mejores épocas de ídolos del deporte.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Nos encontraremos en el infierno


En un viejo film de la década del 70, Lee Marvin y Roger Moore competían despiadadamente por congraciarse con una bella Bárbara Perkins, que traducción mediante los citaba en las comarcas del dante.

Tres décadas después los actores políticos de la Argentina parecieran reeditar aquella invitación, pero la batalla es por la preferencia del electorado, en la etapa preparatoria del próximo turno electoral.

Durante muchos años los meses de verano eran considerados muertos para quienes transitan la vida política de este país, sin embargo en los últimos tiempos esa tendencia se fue revirtiendo hasta ser sustituida por aquella que sostiene que es justamente el verano el mejor momento para sembrar lo que en las urnas se intentará cosechar.

El 2009 parece marchar hacia esta segunda opción, ya que la mayoría de los protagonistas políticos locales se aprestan a tener un verano movidito.

Así como espectadores cautivos, veremos por algunas playas de la costa atlántica la figura inconfundible de Elisa Carrió, nueva alquimista del arte de lo posible, compartiendo estrategias tanto con los sucesores de Alem y Palacios, como arrimándose hasta las hace poco , para ella, tenebrosas aguas del Pro.

Tampoco resultarán extraños los infatigables raides turísticos del gobernador Daniel Scioli, muy afecto a recorrer las calles marplatenses en busca de contacto con los habitantes de nuestro extenso país que se dan cita en la felíz cada año.

Será el momento también para el desembarco de los constructores de una futura alternativa al poder kirchnerista bonaerense, como el renovado Felipe Solá o el mediático Francisco de Narváez, que medirán fuerzas bajo el tórrido sol de enero.

Será tal vez el turno de un inquieto Eduardo Duhalde, quien anticipó que no aspira a candidatearse, pero que exprimirá hasta el límite a su nueva criatura, el MPA que lejos de generar acordes musicales, crea el ámbito propicio para transmitir ideas y nuclear a posibles aliados.

Pero la reina del plata, tampoco estará huérfana de los avatares de un año electoral, así los porteños veremos desfilar por nuestros barrios a un técnico devenido en político como Alfonso Prat Gay, bajo el generoso paraguas de Lilita Carrió, o a Gabriela Michetti siempre bien dispuesta a acatar las decisiones de un Mauricio Macri atento a los consejos de sus persistentes consultores de imagen.

O finalmente tendremos tanto la oportunidad de ser testigos involuntarios de la reentré de los eternos candidatos K, Rafael Bielsa, Ginés González García, o Daniel Filmus, con inexorable destino de alfiles en estrategias ajenas, como tribuna de una nueva reedición del clásico Ibarra-Telerman bajo las abrasadoras jornadas estivales.

La comparación entre la irónica cita pregonada por los protagonistas de aquella película y el escenario político actual podría hasta resultar simpática, de no ser por el pequeño detalle que nuestro futuro está de por medio.