sábado, 5 de enero de 2008

Mar de fondo


Sobre las postrimerías de 2008 las aguas de la interna gremial volvieron a agitarse en forma, tanto a nivel nacional como en la ciudad de Buenos Aires.

En el primer caso se repitieron los intermitentes intentos de destronar al líder de los camioneros, Hugo Moyano de la conducción de la Confederación General del Trabajo (CGT), por el persistente Luis Barrionuevo que como buen gastronómico mantiene bien alimentados a sus circunstanciales aliados, los inefables gordos Armando Cavalieri, José Rodríguez, Oscar Lescano y Carlos West Ocampo, entre otros.

En posición expectante se mantienen los autodenominados independientes, grupo conformado entre otros por dos candidatos eternos a reemplazar a Moyano, el estatal Andrés Rodríguez y el líder del sindicato de la construcción Gerardo Martínez, que junto a José Lingieri de Obras Sanitarias,pueden transformarse en árbitros de la contienda de fondo llegado el caso.

En tanto, la mayoría de los búnkers gremiales intentan denodadamente un lugar en el mundo de la continuidad kirchnerista, donde la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), ahora bajo la batuta de Hugo Yaski del gremio de los docentes, renueva su sueño de obtener la personería jurídica que la ponga en un plano de igualdad ante la CGT, merced a la intervención del oficialismo.

En la ciudad de Buenos Aires, por su parte, la coyuntura gremial no es más sencilla, ya que el actual jefe de Gobierno, Mauricio Macri comenzó su gestión con una prematura pulseada con el histórico gremio de los municipales porteños encabezado por Amadeo Genta y Patricio Datarmini.

Tanto fue así que, el líder de SUTECBA no pudo disfrutar las mieles de su reciente encumbramiento como secretario General de la Confederación de Empleados Municipales de Argentina (COEMA), ante el despido de casi 2300 contratados y la temible intervención de la Obra Social que mantiene cautivos a más de 100 mil trabajadores.

Desde distintas veredas, los otros dos gremios con peso a nivel nacional y ambiciones a nivel municipal como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Unión Personal Civil de la Nación (UPCN) prestan especial antención con el desarrollo de los acontecimientos e intentan expandirse en el codiciado mercado laboral porteño. Uno con su histórico rol de lucha de base y el otro con su experiencia en negociación colectiva, capacitación y oferta en materia de servicios de salud.

Por todo esto, quizás Cristina Kirchner y Mauricio Macri deban compartir cartel y estrategias en el turbulento mar de fondo del panorama gremial local en el año que recién se inicia.