Durante mucho tiempo la
sociedad y la clase política compartían un mismo diagnóstico: el gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner no tenía rival alguno en la oposición que tenía
un rol absolutamente desdibujado e intrascendente.
Como aquel dicho popular que
sostenía que no hay mal que dure cien años, los distintos actores de ese
horizonte borroso parecieran comenzar a despertarse y caminar, casualmente en
las vísperas de un nuevo año electoral dentro de escasos seis meses.
Desde dentro de la propia
tropa fue Daniel Scioli, con su particular estilo, el primero en mover las
piezas a su alcance para mostrarse como posible trofeo para cualquier
iniciativa que pretenda un cambio de protagonistas para el 2015. Fotos y
encuentros informarles con personajes como Mauricio Macri, Roberto Lavagna y
Hugo Moyano denotan la estrategia gestual del otrora ídolo deportivo.
La presencia del dirigente
camionero en la calle, en pie de guerra, ha despertado furia y temor en las
huestes oficiales que han puesto en funcionamiento todos sus recursos también
para torcer la voluntad del hasta ahora Secretario General de la CGT, al cual
intentan denodadamente remover para colocar a alguien más funcional a los
intereses del gobierno en tiempos de tormenta.
El nacimiento de un nuevo
espacio de unidad entre primeras espadas del Pro como Federico Pinedo y
Gabriela Michetti, junto a expresiones del peronismo disidente como Eduardo
Amadeo y Eduardo Mondino; la eterna
transhumante de la política Patricia Bullrich y el ex baluarte del
delaruismo, Rafael Pascual; demuestra que algo está ocurriendo en el alicaído panorama político
partidario de nuestro país.
Si a esto se le suma la
interna que atraviesa el radicalismo para así dirimir hacia dónde debe apuntar
el centenario partido a partir del 2013 y las señales del FAP que encabeza
Hermes Binner de volver a transitar la posibilidad de acuerdos con ese sector;
no hace más que abonar esta teoría del posible reverdecer de la oposición
frente al lejano, por ahora, escenario de los deseos reeleccionistas del
oficialismo.
Finalmente los vilipendiados
medios de comunicación y periodistas que no abrevan en las fuentes del poder
kirchnerista también se muestran activos. A la movida impulsada por Jorge
Lanata desde la tevé, se suman las voces de Marcelo Longobardi, Eduardo Feinman
y Oscar González Oro entre otros para denostar al nuevo responsable de
contenidos propuesto por Cristóbal López, reciente comprador del multimedios
que construyera bajo el sol menemista-kirchnerista el próximamente legendario
Daniel Hadad.
De todas formas, no es hora
de cantar victoria para la oposición, los antecedentes en la materia demuestran
la capacidad de mutación y de ingenio del oficialismo para permanecer en el
poder y la sucesión endémica de errores de quienes válidamente pretenden
sucederlo en el futuro mediato. Sólo el tiempo dirá si algo está cambiando
realmente o es sólo una tormenta pasajera.
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