jueves, 19 de julio de 2007

Luces y sombras



Esta última semana fue de luces y sombras para el gobierno de Néstor Kirchner. De un comienzo turbulento que terminó con le traumático alejamiento de Felisa Miceli del ministerio de Economía, pero despejó la primera sombra con la rápida sustitución por Miguel Peirano, el hasta entonces subsecretario de Industria, técnico de bajo perfil, con amplio consenso en el mundo del trabajo y la producción.
Lo que en otras épocas resultaba dramático por el peso específico de los titulares del Palacio de Hacienda, en la etapa K encontró pacífico cauce y esto se percibió en la tranquilidad reinante tras la caída de Miceli.
Estará en la capacidad del novel funcionario la posibilidad de continuar al frente de la crucial cartera luego de diciembre, o convertirse en titular de un hipotético ministerio de la Producción.
En orden al esclarecimiento del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), la decimotercera conmemoración tuvo algunas luces para el oficialismo, ya que tanto su presidente, Luis Grynwald como el representante de los familiares de las 85 víctimas, Luis Burstein, focalizaron sus críticas en la administración Menem y reconocieron los esfuerzos de Kirchner por alcanzar la verdad y la justicia. No obstante el pedido de ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con Irán sonaron a anticipo de problemas en el futuro mediato en caso de no obtener avances en la causa.
Finalmente, con la concreción del acto de lanzamiento de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a presidente culmina con más luces que otra cosa una semana que preveía sinsabores de mayor intensidad.
La impredecible realidad de la Argentina permite experimentar sensaciones tan disímiles en tiempo récord. A veces resulta beneficioso, otras no.

lunes, 16 de julio de 2007

Cambio de hábito


Desde aquella postal del estrado ocupado entre otros por juristas como León Carlos Arslanian y Ricardo Gil Saavedra enjuiciando a los integrantes de las tres primeras juntas militares del autodenominado Proceso de Reorganización Militar, nunca una foto de un ámbito judicial adquirió tanta repercusión como la imagen de la Corte Suprema de Justicia fallando en la causa contra el ex general Santiago Omar Riveros, y que abre la puerta para anular los indultos dictados en su momento por Carlos Menem.

Desde aquellas tórridas jornadas del que se vayan todos, que había llegado hasta la puerta del máximo organismo que debe impartir justicia en la Argentina, pasó mucha agua bajo el puente, y una vez aniquilado el fantasma de la mayoría automática de los ´90, se reconfiguró para una etapa caracterizada por el cambio de hábito.

Fiel a la doctrina imperante en el mundo contemporáneo, los crimenes de lesa humanidad pasarán quizás a ser recuerdo, merced a este fallo histórico. Aquellas acciones que no fueran punibles por un marco de impunidad jurídica, parecen haber llegado a su fin por lo decidido por la actual composición de la Corte.

Sólo dos de sus miembros, Carlos Fayt y Enrique Petrachi, no avalaron la iniciativa, por haber sido protagonistas de la etapa anterior y se abrazaron desesperadamente a la teoría de la cosa juzgada para excusarse.

La repercusión a nivel internacional y el beneplácito de gran parte del arco político local, desautorizan a aquellas voces que pregonan ánimo de revanchismo o reapertura de viejas heridas.

La única forma de saldar las cuentas del pasado, es a través del accionar de sus instituciones democráticas, y en este caso la Justicia cumplió, quizás algo tarde, pero cumplió.