viernes, 28 de diciembre de 2007

Sin luna de miel


Durante sus años al frente de Boca Juniors, Mauricio Macri se manejó con soltura, y no tuvo mayor oposición interna, lo que le permitió ser reelegido en varias ocasiones en uno de los clubes de fútbol más prestigiosos del mundo.
Cuando decidió incursionar en la arena política, le tocó hacerlo desde un espacio contestatario al poder de turno y desde una placentera banca parlamentaria. Pero distinta es la realidad cuando de ocupar un cargo ejecutivo se trata.
La actividad privada implica la toma de decisiones constante con alto grado de discrecionalidad, pero en el ámbito público existen otras limitaciones y fronteras difíciles de atravesar.
El aumento del ABL, la polémica por la atención en los hospitales públicos, y la reducción de personal en el gobierno de la Ciudad, son muestras elocuentes de estos inconvenientes a sortear.
La oposición política conformada por el kirchnerismo y sus aliados emblemáticos como el destituido jefe de gobierno Aníbal Ibarra, los entredichos con el gobernador Daniel Scioli y la disputa con el gremio histórico de los municipales (SUTECBA), son la prueba de fuego para evaluar la cintura política del líder del PRO.
La tan meneada luna de miel de los primeros 100 días de gobierno, suerte de período de tolerancia inicial ante las medidas implementadas por toda nueva autoridad, pareciera escurrirse más raudamente sobre el final del 2007 para quien obtuviera no hace mucho tiempo atrás el 60% de las preferencias electorales de la ciudad considerada como vidriera del país.
El verano del 2008 puede ser caldeado en términos políticos, a contrapelo de lo que históricamente ocurre. Quizás se halle perimido aquel viejo precepto que indica que hasta marzo no pasa nada. El tiempo dirá.