jueves, 31 de enero de 2008

El retorno del gigante



Desde su génesis el peronismo estuvo fuertemente emparentado con el poder. Juan Domingo Perón construyó su trayectoria política desde el seno del gobierno de Edelmiro J. Farell, así cimentó su apoteótico 17 de Octubre y llegó finalmente al poder a través de la voluntad popular en febrero del 46.
Desde esa posición construyó un Movimiento Nacional que persiste hasta nuestros días. Desde entonces hasta el presente cada administración peronista que llegó al poder controló el aparato partidario en consonancia a las necesidades del gobierno.
Desde Héctor J. Cámpora, pasando por Isabel Perón, Carlos Menem, hasta llegar al gabinete de transición de Eduardo Duhalde el justicialismo fue funcional a las políticas emanadas del estado, trocando su perfil según la impronta del gobernante de turno o las cambiantes circunstancias históricas de cada momento.
En el 2003, sin un liderazgo definido para hacerse cargo de su destino, y merced a la intervención dispuesta por la jueza María Romilda Servini de Cubría, navegó a la deriva hasta que Néstor Kirchner, ya fuera de su condición de Presidente, decidiera tomar el timón.
El justicialismo que sobrevivió a dictaduras, malos administradores, escisiones múltiples y experimentos frentistas varios, hoy vuelve a ser útil para la estrategia de la nueva era kirchnerista.
Es su intención manifiesta convertirlo en suerte de PSOE (Partido Socialista Obrero Español) local, sin una aparente resistencia dentro de la estructura partidaria actual.
Estamos así ante un nuevo retorno del gigante creado por Juan Domingo Perón hace más de 50 años y que muchos quisieron otorgarle, sin éxito, certificado de defunción.