martes, 24 de julio de 2012

La única verdad es la realidad

En lo que va del año asistimos al despliegue de fuerzas y estrategias de confrontación donde sólo cambiaban los escenarios y los protagonistas.

Así fuerzas leales de la Nación realizaron campañas contra los insurrectos de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, donde seguridad, transporte, y recursos económicos fueron los estandartes de una cruzada donde difícilmente se hallen vencedores, y los vencidos sean la resultante más elocuente de enfrentamientos surgidos de las esferas del poder.

Relato oficial, cadena del miedo y el desánimo, eufemismos grandilocuentes que sólo sirven para ocasionarle más problemas cotidianos a quienes solo ofician de jamón del sándwich en este juego. Corporaciones y monopolios en pugna por acaparar voluntades y escuchas. Presupuestos utilizados como mecanismos de premios y castigos, supuestos representantes de trabajadores que se desenvuelven como los mejores exponentes de la patronal en puja por alojarse en la vereda del sol oficial o en las huestes de futuros aspirantes a recambio en la dorada cúspide.

Mientras tanto se suceden escenas de la vida cotidiana: tragedia de Once, aguinaldos atrasados, aumentos en subtes, impuesto a las ganancias para quienes trabajan por un salario, todas variables de ajuste para quienes son en definitiva los que debiesen ser recipiendarios de los beneficios de gobernantes y legisladores. Son las paradojas de la democracia, pero cuidado, siempre preferibles y pasibles de modificar para el desencanto de los nostálgicos de dictaduras y genocidios.

Por eso, ante la proximidad del 2013 y un acto eleccionario de por medio, atención electores y potenciales elegidos y recuerden siempre aquel viejo apotegma que sentenciaba que la única verdad es la realidad, y además…está a la vista de todos.

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