miércoles, 20 de octubre de 2010

Dos contra el mundo

Sus puntos en común siempre fueron profundos. Su pasado de gloria deportiva, su ingreso a la política de la mano de Carlos Menem, sus incursiones empresariales. Casi un espejo, pero como si esto fuera poco, se han transformado en los objetos deseados del peronismo en todas sus vertientes, y en la obsesión e incertidumbre para la oposición toda.

Daniel Scioli, maltratado en varias ocasiones por el kirchnerismo, sigue siendo una pieza clave en la futura estrategia electoral de quienes quieren extender su estadía en el poder, ya sea como eventual remake del 2003, compartiendo el cartel con Néstor Kirchner, o bien apostando a la reelección en la provincia de Buenos Aires, para asegurar los imprescindibles votos del conurbano, determinantes a la hora de la verdad.

Pero también, es seducido por el Peronismo Federal, que esporádicamente lo elogia y lo invita a saltar el charco con una eventual candidatura presidencial cedida ¿gentilmente? por el espacio.

Carlos Reutemann, autodescartado como candidato, sigue concitando la atención de propios y ajenos ante cada gesto, cada palabra, cada silencio; con el anhelo oculto de algunos de que en marzo revierta su actitud, y el temor de otros de encontrarse de repente con un peso pesado ante las urnas y la preferencia de la sociedad.

Es conocido el desagrado del matrimonio K ante una eventual competencia con el ex piloto, como también el permanente chicaneo que el matrimonio D lo somete desde su negativa a la candidatura presidencial en el 2003. Tampoco deben olvidarse las manifestaciones positivas sobre la imagen del santafesino esgrimidas en distintos momentos por Mauricio Macri y Elisa Carrió.

Sin dudas, los pasos futuros que tomen ambos determinarán el campo y las reglas de juego de cara a la sucesión del 2011. Y a pesar que todos los interesados intentan apresurar los tiempos de definición, todo hace pensar que con el fin de próximo verano, las piezas comenzarán a moverse y las incógnitas, quizás, a develarse.

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