lunes, 29 de diciembre de 2008

Nos encontraremos en el infierno


En un viejo film de la década del 70, Lee Marvin y Roger Moore competían despiadadamente por congraciarse con una bella Bárbara Perkins, que traducción mediante los citaba en las comarcas del dante.

Tres décadas después los actores políticos de la Argentina parecieran reeditar aquella invitación, pero la batalla es por la preferencia del electorado, en la etapa preparatoria del próximo turno electoral.

Durante muchos años los meses de verano eran considerados muertos para quienes transitan la vida política de este país, sin embargo en los últimos tiempos esa tendencia se fue revirtiendo hasta ser sustituida por aquella que sostiene que es justamente el verano el mejor momento para sembrar lo que en las urnas se intentará cosechar.

El 2009 parece marchar hacia esta segunda opción, ya que la mayoría de los protagonistas políticos locales se aprestan a tener un verano movidito.

Así como espectadores cautivos, veremos por algunas playas de la costa atlántica la figura inconfundible de Elisa Carrió, nueva alquimista del arte de lo posible, compartiendo estrategias tanto con los sucesores de Alem y Palacios, como arrimándose hasta las hace poco , para ella, tenebrosas aguas del Pro.

Tampoco resultarán extraños los infatigables raides turísticos del gobernador Daniel Scioli, muy afecto a recorrer las calles marplatenses en busca de contacto con los habitantes de nuestro extenso país que se dan cita en la felíz cada año.

Será el momento también para el desembarco de los constructores de una futura alternativa al poder kirchnerista bonaerense, como el renovado Felipe Solá o el mediático Francisco de Narváez, que medirán fuerzas bajo el tórrido sol de enero.

Será tal vez el turno de un inquieto Eduardo Duhalde, quien anticipó que no aspira a candidatearse, pero que exprimirá hasta el límite a su nueva criatura, el MPA que lejos de generar acordes musicales, crea el ámbito propicio para transmitir ideas y nuclear a posibles aliados.

Pero la reina del plata, tampoco estará huérfana de los avatares de un año electoral, así los porteños veremos desfilar por nuestros barrios a un técnico devenido en político como Alfonso Prat Gay, bajo el generoso paraguas de Lilita Carrió, o a Gabriela Michetti siempre bien dispuesta a acatar las decisiones de un Mauricio Macri atento a los consejos de sus persistentes consultores de imagen.

O finalmente tendremos tanto la oportunidad de ser testigos involuntarios de la reentré de los eternos candidatos K, Rafael Bielsa, Ginés González García, o Daniel Filmus, con inexorable destino de alfiles en estrategias ajenas, como tribuna de una nueva reedición del clásico Ibarra-Telerman bajo las abrasadoras jornadas estivales.

La comparación entre la irónica cita pregonada por los protagonistas de aquella película y el escenario político actual podría hasta resultar simpática, de no ser por el pequeño detalle que nuestro futuro está de por medio.

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