martes, 30 de junio de 2009

Puede fallar



Cuando la crisis del 2001 hacía estragos en la clase política argentina, y la fisonomía de la misteriosa Buenos Aires se componía de vallas y vidrios polarizados, hubo un dirigente que podía transitar por las calles porteñas casi sin dificultad.


Cuando la experiencia de la tormentuosa Alianza entre radicales y frepasistas tocaba fondo y salía expulsada vertiginosamente del poder, hubo un dirigente que logró ingresar al mundo K sin mayor esfuerzo.


Cuando la estrella de un Mauricio Macri comenzaba a despuntar en la ciudad, hubo un dirigente que logró aglutinar en su apoyo a figuras tan díscolas como Néstor Kirchner y Elisa Carrió y conseguía la primera reelección de un jefe de Gobierno en un distrito marcado por lealtades endebles y amores fugaces.


Cuando la peor tragedia que se haya visto en la ciudad -luego de los atentados de la AMIA y la Embajada de Israel-, asolara una navidad que difícilmente pueda olvidarse, la oposición jugó fuerte hasta lograr una inédita destitución, y muchos se frotaron las manos pensando que habría un competidor menos en la arena política local.


Con el estigma de los familiares de Cromañón a cuesta, hubo un dirigente que atravesó una campaña política que lo catapultó nuevamente a la misma Legislatura que lo había arrastrado vertiginosamente al llano político.


Cuando los primeros síntomas del ocaso kirchnerista se hicieron notar, hubo un dirigente que comenzó claramente a diferenciarse, con la intención de volver a representar al etéreo progresismo porteño, obviamente desde un armado que lo tuviera como frutilla del postre.


Pero, había un ilusionista que hacía las maravillas de la platea con un innato talento para las empresas más arriesgadas que, aún así, conocía los límites de la capacidad y finitud humana y solía atajarse ante eventuales dificultades con una famosa frase que ese dirigente tendría que haber hecho propia: puede fallar, puede fallar.


Ese dirigente, tuvo que discar el celular de un exultante Pino Solanas el 28 de junio a la noche para felicitarlo por su performance.

Ese dirigente fue Aníbal Ibarra, ese dirigente fue.


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