martes, 31 de marzo de 2009

Si Bergara Leumann viviera













Como e
n botica, el electorado porteño tendrá en este perezoso otoño una heterógenea y multifascética oferta de candidatos a Diputados de la Nación.

El peronismo vernáculo se encuentra envuelto en nuevas alquimias en un distrito históricamente esquivo a su propuesta, y conviven en él personajes como Amado Boudou, uno de los pocos delfines sobrevivientes del universo K, el siempre bien dispuesto Jorge Telerman que concita el beneplácito del influyente gremio de los encargados de edificios; con los eternos Rafael Bielsa y Daniel Filmus, con cada vez menos energía para afrontar empresas de agoreros pronósticos.

En el vapuleado progresismo de la Ciudad, Aníbal Ibarra será nuevamente de la partida desde su particular Diálogo por Buenos Aires, que también plaga de afiches las calles con el rostro del banquero cooperativista Carlos Heller. Pero también estarán disponibles para representar al espacio el cineasta Fernando Pino Solanas y el impoluto representante del socialismo porteño, Héctor Polino, entre otros.

Pero como si todo esto fuera poco, en las huestes del radicalismo y sus virtuales aliados de la Coalición Cívica hay más dudas que certezas. El atildado Alfonso Prat Gay sufre las contradicciones de su promotora Elisa Carrió, miéntras que los lejanos sucesores de Alem, deben resolver quienes serán los encargados de la batalla, en la que ya están anotados desde expresiones prolijas como el jurista Ricardo Gil Lavedra hasta emergentes de difícil caracterización como el capocómico Nito Artaza, sin perderle la pisada tampoco al siempre tentado a reincidir en las urnas Rodolfo Terragno.

Finalmente, sólo en el redil del Pro parece reinar la calma y el optimismo, ya que el sueño de Mauricio Macri de catapultar a su coequipier Gabriela Michetti al Congreso en triunfal entrada está más próximo que nunca.

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